Esther Silva referente de las mujeres de FORJA MDP-BATAN, se reunió con el concejal del Frente De Todos Roberto “Chucho” Páez con el fin de conversar sobre la promoción de que una calle de nuestra ciudad lleve el nombre de Raquel “La Polaca” Liberman, en la citada reunión pudieron conversar sobre que desde hace mucho tiempo, en nuestro país y en el resto del mundo la lucha de las mujeres por su dignidad ha dejado en el camino de la historia girones de vida y muchísimos recuerdos de sufrimientos, actos de coraje y enormes ejemplos de grandeza, será justicia que los nombres de cada una de las protagonistas que no hayan desaparecido de la memoria individual o colectiva, de las crónicas o publicaciones en las cuales hayan sido registrados, sean rescatados y puestos a conocimiento de las actuales y futuras generaciones.

Así, esos nombres no quedarán sepultados en el olvido y tampoco se olvidará a quienes desde organizaciones tenebrosas sometieron y esclavizaron a muchas mujeres arrojándolas al peor de los infiernos.

Hace mucho tiempo que bregamos por reivindicar los más de doscientos años de lucha de nuestras mujeres y estamos convencidos que desde la escuela primaria habría que enseñar y explicar el mapa de las mujeres destacadas por los derechos femeninos.

De todas esas valerosas mujeres en esta oportunidad hemos elegido el nombre de una de las figuras emblemáticas de esas luchas: Raquel Liberman.

UN POCO DE HISTORIA

Cerca de 1889 rufianes pertenecientes a la mafia judeo-polaca organizaron una sociedad secreta a la cual llamaron el "Club de los 40". Luego la denominarían "Varsovia"y más tarde Zwi Migdal. En definitiva ésta fue en principio una organización creada por delincuentes judíos a la que después se incorporó gente del hampa de Argentina y también españoles, italianos y franceses. Algunos investigadores afirman que esta organización delictiva recibió apoyo de la poderosa mafia marsellesa de Francia.

Para la Zwi Migdal, con activa actuación en la ciudad de Buenos Aires, Capital Federal, también en la Avellaneda de principios del siglo pasado, sus localidades cercanas como Lanús, Lomas de Zamora, Quilmes, Berisso y otras más lejanas como Rosario constituyeron territorios ideales para sus acciones delictivas y para plantar cabezas de playa importantes que le permitieran expandir sus actividades en todo el territorio nacional. Sus tentáculos llegaron hasta Brasil, país que, según alguna información, la Zwi Migdal tenía instalados más de 400 prostíbulos. En la Argentina de aquellos años, la política sucia facilitaba relaciones, contactos políticos por demás apreciables y en los territorios dominados por el conservadorismo, imperaba la presencia de tipos pesados del mundo del delito como, por ejemplo, el famoso pistolero de la ciudad de Avellaneda Juan Ruggiero (Ruggierito) hombre de confianza de los Barceló que, al morir asesinado en el año 1933, fue enterrado con todos los honores y su féretro envuelto con la bandera Argentina. Viejos memoriosos, aún con vida y de mente lúcida a pesar de haber cruzado la barrera de sus noventa años, nos dicen que Alberto Barceló intendente por largos años, fue propietario de varios prostíbulos en la Avellaneda de entonces. Inclusive comentan que una de esas casas denominada "el quilombo de las rusitas", cercano a la zona donde actualmente se halla la plaza central de la ciudad, era el más requerido por la clientela de los lupanares.

La central de la red mafiosa Zwi Migdal operaba en la calle Córdoba 3280 de la Capital Federal en un edificio de dos plantas con gran confort y dependencias tales como salón de fiestas, bar, sala de velatorio y hasta una sinagoga. Su presidente fue un tal Noé Trauman quien -según algunos autores- inspiró a Roberto Arlt para dar forma a Haffner, "el rufián melancólico", personaje de la novela "Los Siete Locos".

Tan favorables eran las condiciones en beneficio de las mafias en Avellaneda que en 1906 la Zwi Migdal, como fachada legal constituyó la "Sociedad Israelita de Socorros Mutuos Varsovia de Barracas al Sud y Buenos Aires". Más adelante construirían en esta localidad su propio cementerio que aún existe en el mismo lugar de su creación: calle Crisólogo Larralde al 3900. O sea a pocos metros del cementerio municipal de Avellaneda. Respecto a esa necrópolis creada por la mafia, que no funciona desde hace muchos años, se han tejido desde siempre las más variadas historias. Era frecuente escuchar, en algún tiempo pasado, que junto a las prostitutas, madames y cafishios que sepultaron, también enterraron joyas y dinero cumpliendo con ciertas creencias. A raíz de estos comentarios, esperanzados profanadores de tumbas exploraron más de una vez debajo de las lápidas con la no sana intención de recoger algún valor que acompañara a los cadáveres. No hay noticias de que esas excursiones a las últimas moradas de tratantes y maltratadas hayan tenido éxito. Parece ser que la realidad desmoronó aquellas viejas leyendas.

En ese cementerio, que no pocos santurrones llamaban “el cementerio de las impuras” está sepultada Raquel Liberman y hay colocada una placa que dice” Tu denuncia a la justicia derrotó a la Zwi Migdal. Tu lucha continúa”.

Quien fue Raquel Liberman?

Nacida en Berdichev, Ucrania, en 1900 llegó a la Argentina desde Varsovia en 1922 con su marido y dos hijos, instalándose en la localidad bonaerense de Tapalqué. fallecido su esposo; en circunstancias que no han sido aclaradas totalmente hasta el día de hoy, fue sometida por la Zwi Migdal e introducida al mundo de la prostitución siendo obligada a servir en diferentes prostíbulos.

A partir de allí su vida se convirtió en un verdadero infierno y en el país en que llegó escapando del hambre y de la miseria extrema, en lugar de hallar bienestar sólo encontró sufrimiento, dolor y muerte.

Exponiéndose a lo peor, o sea al escarmiento que podía recibir por parte de la mafia, Raquel huyó en dos oportunidades de los encierros prostibularios padeciendo todo tipo de dificultades. Finalmente logró contactar a dos funcionarios dispuestos a ayudarla: el comisario Julio Alsogaray y el juez Dr. Manuel Rodríguez Ocampo. En una de las entrevistas Raquel Liberman pronunció una frase conmnovedora: Ante la pregunta de que si “estaba dispuesta a sostener la denuncia contra la temible red”, contestó: “Sólo se muere una vez. La denuncia no la retiro”.

Debido a la denuncia de Raquel la red mafiosa fue desarticulada, aunque muchos de sus miembros lograron escapar a otros países y varios de ellos, con el tiempo, regresaron y murieron en Argentina. La “Polaca” Liberman murió muy joven, a los 35 años, devastada por un cáncer en 1935.

Sin duda, esta valiente mujer, que a riesgo de su vida lucho valerosamente contra la trata, no ha sido suficientemente reconocida y, lamentablemente, fue ignorada por la historia oficial y por los movimientos feministas.

Hubo de ser una joven legisladora, Patricia Vischi, de la ciudad de Buenos Aires, quien, como una manera de homenajearla y recordarla, presentó un proyecto para que a la estación Callao del subterráneo línea “D” se agregue el nombre de Raquel Liberman, extraordinaria mujer que desde los oscuros rincones de la prostitución supo rebelarse, enfrentar a la mafia y derrotarla. La “Polaca” aún no ha sido lo suficientemente reconocida. Su lucha debe ser bandera de las maltratadas y de todas aquellas que bregan por la dignificación de la mujer. Ignorar a Raquel es ignorar un gran ejemplo de coraje y dignidad. Reivindicamos su nombre. Desde nuestra actividad política, social y cultural seguimos su lucha, no la olvidamos y decimos no a la impunidad. Sin miedos, tal como ella lo hizo. Rompiendo el silencio, por justicia de las que ya no están y para que ni una mujer más pase por lo mismo.