Por Luis Gotte
La pequeña trinchera
Cuando construimos una casa necesitamos un Plan de Obra, que nos permita establecer las disposiciones de las dependencias que tendrá dicha vivienda: comedor, cocina, baño…y disponer el lugar que ocuparán los artefactos que utilizaremos.
En un País sucede lo mismo. Primero, entendamos que Estado y Gobierno son dos cosas muy diferentes. Un Estado, a través de su Constitución Nacional, define como será la administración de poder dentro de sus propios aparatos: nacional, provincial, municipal y delegaciones municipales. Es decir, establece los límites del terreno en que edificaremos.
Segundo, el marco constitucional nos dice qué puede o no hacer, realizar, ejecutar el arquitecto (el gobierno). Las atribuciones, facultades y competencias de cada uno de los aparatos del Estado. Para eso debe tener bien delimitado el grado de descentralización que tendrá las decisiones políticas, para lo cual hay dos caminos: FEDERALISMO o centralismo.
Ahora bien, la Constitución (Plan de Obra) nos dice que somos FEDERALES, pero el arquitecto (conducción política) dispone de su libre voluntad, decide centralizar sus decisiones para su construcción de la vivienda, la Patria.
No se debe decir una cosa, y realizar otra muy distinta. Eso no es DEMOCRACIA, es anarquía. Tampoco irrespetar las Instituciones, solo los TIRANOS lo hacen.
Si queremos, como buenos peronistas, una PROYECTO NACIONAL, un programa de gobierno, volver a caminar con Perón, primero definamos nuestro FEDERALISMO, organicemos los aparatos del Estado (Nación, Provincia, Municipios, Delegaciones municipales), precisemos sus grados de autonomía y descentralización. Es el plano de la vivienda donde interviene no solo la conducción política (arquitecto), los Ministros y técnicos (las ordenanzas municipales, disposiciones reglamentarias, el capataz de obra, el maestro mayor, el electricista…) y la decisión del dueño de la propiedad (el pueblo común). La Patria se construye entre todos.
Y, sin olvidar la importancia del sector económico, porque el valor que tenga el material para la construcción dependerá de la calidad de la vivienda. Y los Gremios, puesto que sus trabajadores incidirán en el tiempo de construcción.
En conclusión, para todo esto necesitamos paisanos con experiencia, con capacidad, de ideas que comprendan estos tiempos, más racionales y menos emocionales. Mas realismo y menos ideologismo. De ello dependerá la fortaleza de lo que se construye, porque los vientos que se vienen ya son huracanados.
Comencemos leyendo y discutamos a Artigas, Dorrego, Juan Manuel de Rosas, y después...después viene Perón y Alem.
Aclaración: La opinión vertida en este espacio no siempre coincide con el pensamiento de la Dirección General.