En una entrevista concedida a Cazador de Noticias, Néstor Gambini explicó: “es la cuarta vez que encuentro el auto rayado al salir del laburo y realmente la situación me pone de muy mal humor”.

“Por supuesto que esto no es nuevo – añadió – sino que, muy por el contrario, hay una larga lista de afectados”.

Al respecto, el conductor radial detalló: “la primera víctima fue el operador Daniel Primante, quien ya sufrió varios hechos; y, luego, el problema también afectó a las locutora Laura Desua (AM 1620) y Patricia Montagni (FM Universo), el productor Jorge Ramírez (LU9) y las gerentas Ana Apesteguia (LU9) y Roxana Rivabella (AM 1620)”.

En idéntico sentido, Gambini comentó: “ya hemos hecho las denuncias pertinentes en la Policía e, incluso, hoy, he charlado personalmente con el comisario Fabio Astor, de la seccional segunda, para explicarle que ésta fue la gota que rebalsó el vaso”.

“Sinceramente estamos hartos de que nos pase lo que nos pasa y de tener que llevar el coche al chapista cada dos o tres meses porque alguien se ocupó de dañar los laterales, el capó o el baúl”, se quejó.

Y continuó: “lo que más nos preocupa es que esta zona es tierra de nadie y que llega un momento en que la paciencia dice basta”. “Sabemos que en todos los barrios de Mar del Plata hay inseguridad, pero también creemos que por más que haya hechos más graves no podemos dejar pasar los leves”, remarcó.

A colación, en tanto, Gambini dijo: “tenemos entendido que la Fiscalía nº 5 interviene en estos casos, todos ocurridos en Hipólito Irigoyen entre Rawson y Alberti. Sin embargo, lo concreto es que nadie ha hecho nada para ponerle un punto final a esta problemática, ni siquiera enviar un patrullero a recorrer la zona cuando todavía está oscuro”.

“Por eso – subrayó – entendemos que nuestras quejas quedan en un cajón”.

Al finalizar, el comunicador se lamentó: “pareciera que uno, como ciudadano común, debe recurrir a los medios para que el que tiene que actuar se caliente y lo haga. Muchas veces pensamos que podría tratarse de un loquito, pero lo cierto es que, sea como sea, esa persona tiene nombre y apellido y ninguna autoridad se preocupa en saber quién es”.