A partir de ahora los comerciantes que se dediquen a este rubro, además de solicitar la inscripción correspondiente, deberán asentar en un libro especial, una descripción detallada de los artículos que exhiban en los locales, consignando modelo, marca y número de serie.

También deberán tener un registro de quién les ha vendido la mercadería usada o se las ha dado en consignación, para lo cual deberán solicitarle a estos últimos alguno de los elementos que prevén las resoluciones de AFIP (recibo o factura). Los comerciantes “tendrán la obligación de identificar al vendedor o consignador anotando su nombre y apellido, tipo y número de documento, domicilio real y número de CUIT/CUIL”.

Para el caso que el vendedor no cuente con el recibo o la factura del bien usado, podrá suplir ello con una declaración jurada con firma certificada por ante escribano público o registro público de comercio, donde manifieste que los bienes son de su propiedad y no ha llegado a ser poseedor o propietario de los mismos por ningún acto ilícito.

Caamaño manifestó que “Ésta es, indudablemente, una herramienta que permitirá un control aún más eficiente y tiende a eliminar el mercado negro de compra y venta de mercancías usadas, entendemos que con ello estaremos colaborando a cortar la cadena delictual que se genera en la comercialización de estos efectos”.

Un dato saliente de esta propuesta es que este tipo de registro es público y de libre acceso a cualquier persona interesada, quien podrá informarse con relación a la inscripción o no de uno o más comerciantes en el presente Registro. La Dirección de Inspección General es la dependencia encargada de controlar y autorizar el funcionamiento de estos comercios. La iniciativa proviene de una ordenanza que había sido impulsada por el Intendente Pulti en su período como concejal de Acción Marplatense y que no había entrado en vigencia por falta de reglamentación.