La realidad, una vez más, hace añicos el mundo de fantasía edificado en los discursos oficiales. Rompe el relato mágico que desde el poder de turno se pretende instalar como verdadero.

La naviera Aida Cruises, propietaria del crucero de lujo Aida Cara, canceló las cuatro entradas que tenía previsto realizar al puerto de Mar del Plata en los próximos meses.

En el Consorcio Portuario Regional de Mar del Plata, usina del optimismo sin fundamentos generada desde su presidente, Eduardo Pezzati, lo saben desde hace más de 10 días.

¿El señor Intendente?, ¿el señor Gobernador? No se sabe si ya se enteraron. Pero con expectativa se aguarda por estas horas un nuevo operativo oficial para explicar lo inexplicable: el haber intentado tapar el sol con la mano.

La naviera decidió no ingresar a Mar del Plata por falta de garantías en el acceso al puerto. La falta de profundidad en el canal secundario, evidentes en la lectura de la última batimetría realizada en la boca del puerto, es el motivo que lo aleja de Mar del Plata como ocurrió en el verano pasado.

La información fue confirmada a REVISTA PUERTO por Santiago Lobari, gerente de la empresa de turismo “Nuevo Mundo”, la operadora de Aida Cruisses en Argentina y la encargada de contratar los servicios en Mar del Plata.

“Tenemos la información de que lamentablemente no ingresará”, le dijo el operador a este medio. “Nos avisaron hace 10 días que cambiaban Mar del Plata por Paranaguá, un puerto al sur de Brasil”, especificó el representante de Nuevo Mundo.

El Aida Cara tenía previsto, según el cronograma que con esmero e imaginación dibujaron hace un tiempo en el Consorcio Portuario, entrar a Mar del Plata el 21 de noviembre. Para eso el apuro en inaugurar la Terminal de Cruceros que está casi terminada sobre la Escollera Norte y en la que invirtieron 13 millones de pesos. Puede haber inauguración pero no habrá crucero para la foto.

Ante la imposibilidad de ingresar en este puerto, la naviera tuvo que reprogramar la ruta. La original era extraña: Punta del Este-Mar del Plata-Montevideo-Buenos Aires, según confiaron en la Agencia. Ese camino pensaba repetirlo el 13 de diciembre, el 16 de enero y el 7 de febrero.

Al mismo tiempo que lo hizo con los operadores, desde la naviera le avisaron al Consorcio. Algunas versiones indican que fue mediante una nota, que sin escalas por Mesa de Entradas, fue a terminar derechito en un cajón del despacho de Presidencia. Bajo llave. Otros, en cambio dicen que el aviso fue por mail. Como sea, otro papelón para ampliar la colección de esta administración.

El rumor de la cancelación había comenzado a circular en el puerto hace unos días. La semana pasada este medio tuvo la confirmación oficial del representante de Aida Cruises en Argentina.

“Me dijeron que tenían problemas portuarios. Costos extra en remolcadores”, indicó Lobari como las explicaciones que recibió de parte de la naviera. Sirve como aclaración, pero es incompleta.

El Aida Cara tiene una eslora de 193 metros y según los prácticos especializados que operan en el puerto marplatense, el estado del canal secundario por donde debe ingresar la embarcación permite una eslora limitante de 150 metros. Así lo determinó la última batimetría. Según las condiciones del viento, puede estirarse un 3 por ciento más.

Pese a las recomendaciones de los prácticos, la Prefectura Naval Argentina en Mar del Plata no ha modificado la Disposición que establece la eslora limitante para ingresar a este puerto: 160 metros. De todas maneras el Aida Cara no puede entrar en esas condiciones.

Con la draga Mendoza otra vez parada, como informamos el martes, y el Plan de dragado y refulado todavía atrapado en la burocracia de la Subscretaría de Puertos y Vías Navegables de la Nación, el costo extra que tendría Aida Cruises no estaría en los remolcadores sino en soldadores navales.

La única forma en que el crucero pueda ingresar por la boca del puerto de Mar del Plata es si lo cortan al medio. De otra forma, imposible. Como ocurrió el pasado 17 de enero.

Pero a diferencia de entonces, cuando la naviera creyó hasta último momento en los cuentos mágicos de Pezzati, ahora avisó con tiempo. Evitó cualquier maniobra de distracción, como ocurrió en el verano.

Aquella vez el Consorcio mantuvo abierto el pedido de giro del Crucero y presionó a la Prefectura para que emitiera una disposición que permitiese el ingreso del crucero “por excepción”. Pero todos sabían que la naviera ya había tomado la decisión de no ingresar, por la misma falta de garantías que expone 10 meses después.

Ahora las autoridades quedan expuestas. La naviera avisó con más de un mes de anticipación que no correrá ningún riesgo al intentar sortear la muralla de arena que se expande en la boca del puerto.

¿Qué puesta en escena van a montar las autoridades para explicar esta nueva bofeteada que el sentido común aplica sobre sus sueños imposibles? Esperamos ansiosos las explicaciones.

Queda claro que el barco no ingresa porque no puede, porque no hay suficiente profundidad en el canal de acceso, porque el plan de dragado es una mezcla de fiasco y negociado, porque en vez de avanzar se retrocede, porque… El Aida Cara es mucha realidad para tanta ciencia ficción que viste de saco y corbata. 
Fuente: Roberto Garrone