“El nacionalismo al que yo adhiero es el que tiene que convivir con todos, en el que los ciudadanos cuidamos nuestros símbolos y somos los verdaderos partícipes de la patria”, comentó Carlos Fernando Arroyo en uno de sus discursos ante la Policía Local. Sus palabras, lejos de quedar en el olvido, son recordadas por los vecinos del centro cada vez que pasan por distintos parques, a excepción de uno: la plaza San Martín.

La bandera del mástil de una de las cuadras más importantes de la ciudad se encuentra escondida desde hace más de diez días sin razón aparente. A pesar de los llamados de advertencia que tuvo gente de su entorno, la insignia no fue colocada. Asimismo, los soldados que montaban guardia a diario y que realizaban el acto de izar dicha bandera, ya no están.

Al contrario, las cuerdas vacías dan la sensación de un espacio olvidado ante el apuro de muchas cuestiones (protestas, deudas, vecinalistas enojados, choripaneros) que van arrinconando a la nueva gestión.