Como jugador, Rivoira se inició en las inferiores de River, donde estuvo 10 años antes de pasar a Almirante Brown e iniciar una carrera que se desarrolló casi toda en el ascenso. Además de la Fragata, el mediocampista jugó en Italiano (con un paso en Primera), Lanús, Defensores de Belgrano e Ituzaingó, el club de sus amores, donde se retiró tras el histórico ascenso a la B Nacional de 1992.

Justamente allí inició su carrera como entrenador, con el Verde en la segunda categoría del fútbol argentino como la primera experiencia de las muchas que vendrían por delante. Tuvo el privilegio de lograr tres ascensos a primera con clubes distintos: Chacarita en 1999, Instituto en 2004 y Atlético Tucumán en 2009.

Además, dirigió a Huracán (lo salvó del descenso en la 2009/2010), Rosario Central, Nueva Chicago, Almirante Brown, Ferro y Olimpo entre otros.

En el exterior su única experiencia fue en Liga de Quito, en 2002, mientras que su último club había sido Crucero del Norte, donde estuvo entre 2016 y 2018.