Los ciudadanos protagonizaron manifestaciones contra el derrocamiento de Evo Morales, mientras la ciudad de La Paz es militarizada por tierra y aire.
Miles de personas rechazaron la autoproclamación como presidenta interina de la senadora Jeanine Áñez, quien juramentó sin quorum en el Parlamento, y reclaman que los diputados y senadores del Movimiento Al Socialismo (MAS), partido de Morales, puedan ingresar a la Asamblea Nacional para sesionar sobre la situación política de la nación.
Por su parte, los senadores y diputados del MAS denunciaron este miércoles haber recibido golpes y gas lacrimógeno cuando intentaban entrar a la sede del Parlamento.
Una de las agredidas por oficiales de la Policía de Bolivia fue Adriana Salvatierra, presidenta del Senado, quien denunció que como su renuncia no había sido tratada en el Legislativo, continuaba en el cargo y podía asumir como mandataria del país, según la sucesión establecida en la Constitución boliviana.
La fuerza policial ha respondido a los simpatizantes de Morales con un incremento de la represión, que incluye balas de goma y gases lacrimógenos.
El Instituto de Investigaciones Forenses (IDIF) informó el miércoles que diez personas han muerto en 24 días de protestas y enfrentamientos entre simpatizantes y opositores de Morales, tras las elecciones del 20 de octubre en las que el ahora mandatario depuesto resultó vencedor con un margen mayor al 10 % de los votos.
No obstante, el domingo pasado, Morales anunció la convocatoria a nuevas elecciones en seguimiento a la petición de la Organización de Estados Americanos (OEA), pero horas después renunciaría ante la presión del jefe de las Fuerzas Armadas y el comandante general de la Policía de Bolivia, quienes le pidieron que dimitiera.
