La crisis de ingresos golpea con fuerza a las familias argentinas a punto tal que el uso de la tarjeta de crédito para la compra de alimentos aumentó considerablemente en los últimos meses, junto con otras variantes de endeudamiento, más informales pero al mismo tiempo muy populares.
Según un relevamiento realizado por el Instituto de Estadísticas y Tendencias Sociales y Económicas del Centro de Almaceneros de Córdoba, durante el mes de marzo, nueve de cada diez familias de esa provincia tuvieron que recurrir a algún tipo de mecanismo de financiamiento o endeudamiento para comprar alimentos.
Los detalles son impactantes. Del total de los encuestados, el 43,5% usó tarjetas de crédito, el 37,8% pidió fiado en los almacenes al menos una vez en el mes, mientras que el 6,2% tuvo que pagar con dinero prestado por algún familiar o allegado.
El dato se contradice con las cifras difundidas por el Instituto nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) que indican una baja de los niveles de pobreza e indigencia a partir de un incrementos de los ingresos familiares, un cálculo que no contempla el crecimiento de los gastos del hogar provocado por la eliminación de subsidios a la luz, el gas, el agua y el transporte, como los aumentos de los alquileres.
