El poder adquisitivo del Salario Mínimo, Vital y Móvil mostró una nueva caída del 0,8% durante abril de 2025, menor a la registrada en marzo, que fue del 2,1%, y superior al de febrero, 0,4%, luego del aumento consecutivo de 0,3% en diciembre de 2024 y enero de 2025.
En un estudio elaborado por el Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP) perteneciente a la Facultad Ciencias Económicas de la UBA, el extenso proceso de caída del valor real del salario se inició en diciembre de 2023 (devaluación de más de 50%), cuando se contrajo 15% de la mano de la aceleración inflacionaria, seguido por una caída aún mayor, del 17%, en enero de 2024.
Esta tendencia se interrumpió momentáneamente en los meses siguientes, período durante el cual el incremento nominal acompañó la inflación, por lo que no se observaron reducciones adicionales. En junio de ese mismo año se produjo otra regresión (-4,4%), seguida por cierta recuperación en julio (4,3%) y por reducciones sucesivas entre agosto y noviembre de 2024.
Como consecuencia de todos estos movimientos, entre noviembre de 2023 y abril de 2025 el salario mínimo real acumuló una caída de 32%. Esta contracción, junto con la tendencia decreciente de los años anteriores, llevó a que el salario mínimo en términos reales de marzo de 2025 se ubique en un valor inferior al de 2001, antes del colapso de la convertibilidad. Asimismo, implicó una erosión del 62% respecto del valor máximo de la serie, en septiembre de 2011.
