El Equipo de Sacerdotes de Barrios Populares y Villas de la Argentina se pronunció sobre el triple femicidio de Florencio Varela, cuestionando en duros términos “el corrimiento del Estado” en los territorios vulnerados.
El texto comienza señalando: “Ante los hechos horrorosos de esta semana que desembocaron en el brutal asesinato de tres chicas, habitantes de nuestros barrios populares, expresamos nuestro máximo repudio y consternación, sabiendo también que no es un hecho aislado sino que se suma a muchas otras situaciones preocupantes”.
“Además de esperar que la Justicia actúe en consecuencia –continúan-, declaramos estado de emergencia en lo que se refiere a acompañar la vida de los chicos, adolescentes y jóvenes de nuestras villas y barrios populares, en la línea de la prevención y la recuperación”.
“Apoyados en las expresiones de nuestro episcopado según las cuales el corrimiento del Estado deja espacio al crecimiento del narcotráfico, percibimos que el Estado le suelta la mano a la vida. Necesitamos un Estado presente, inteligente y efectivo. Vemos una fuerte desconexión entre la política y la realidad de nuestra gente. Sin embargo, sabemos —porque aquí vivimos— que hace décadas que el narcotráfico se enseñoreó en nuestras comunidades y barriadas. Con gran preocupación, las clases dirigentes miran hacia un lugar muy lejano a las necesidades concretas de nuestro pueblo humilde. Nos preocupan las intervenciones del Estado en las distintas jurisdicciones más pensadas para campañas políticas que conectadas con las necesidades de nuestra gente”.
“La urbanización de los barrios y la apertura de oportunidades es el camino frente a este flagelo”, advierten los Curas Villeros, y enumeran:
“La descomposición de la comunidad en nuestras parroquias, clubes, movimientos sociales, sociedades de fomento y centros de salud son consecuencia de un Estado que se retiró, sacando toda política pública, dejando tierra arrasada y arada para el crecimiento del narcotráfico, que empieza a tomar un lugar protagónico en la vida de nuestros barrios, con prestamistas, trata, soldaditos y muchas otras realidades en las que el narcotráfico se traga a los más pobres”.
“La insuficiencia de los comedores, planes sociales eliminados, oficinas del Estado corridas, obras en los barrios populares abandonadas, son muestras de la indefensión de nuestras comunidades”, concluye el escrito.
