La informalidad laboral volvió a dispararse en la Argentina y alcanzó en el segundo trimestre del año el 43,2% de los ocupados, el valor más alto desde 2008, según un informe del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP-UBA-Conicet).
El estudio, coordinado por Roxana Maurizio y Luis Beccaria, revela que cuatro de cada diez trabajadores carecen de cobertura previsional, impositiva o laboral. En comparación interanual, la informalidad subió 1,6 puntos porcentuales, un salto que refleja la persistencia del deterioro estructural del mercado de trabajo argentino.
Entre los asalariados, la tasa llega al 37,7%, mientras que entre los trabajadores por cuenta propia asciende al 62,5% y entre los empleadores al 22,2%. En total, los asalariados representan el 63% del empleo informal, seguidos por los cuentapropistas (34%).
Una realidad estancada desde 2008
El IIEP destaca que la tasa actual "iguala el nivel registrado en el cuarto trimestre de 2008" y es la más alta desde entonces, salvo por un pico transitorio en 2022. En los últimos 17 años, la informalidad asalariada "se ha mantenido en valores muy elevados, más allá de las fluctuaciones coyunturales".
La brecha salarial entre formales e informales también se mantiene profunda:
· "La penalidad promedio por informalidad es del orden del 44%", señala el informe.
· Esto significa que, a igualdad de edad, educación, región, sector y tipo de empresa, un trabajador informal gana $56.000 por cada $100.000 que percibe uno formal.
Jóvenes y adultos mayores, los más vulnerables
La informalidad golpea con fuerza a los jóvenes de 16 a 24 años, donde la tasa trepa al 63%. En ese grupo, seis de cada diez trabajan sin registrar, lo que refleja —según el informe— "las dificultades de inserción de los nuevos trabajadores en el mercado formal argentino".
En el otro extremo, los mayores de 65 años (60 en el caso de las mujeres) registran una informalidad del 51%, mientras que el grupo de 45 a 64 años muestra la menor incidencia, con 34,5%.
Los ocupados de entre 25 y 44 años, en cambio, presentan una tasa de 41,4%, cercana al promedio, pero explican casi la mitad del total de trabajadores informales, ya que concentran el 49% del empleo nacional.
Un problema estructural
El informe concluye que la elevada informalidad en Argentina "no responde solo a los ciclos económicos", sino a un entramado estructural de baja productividad, alta rotación y deficiente fiscalización laboral.
Los investigadores advierten que la situación se agrava en un contexto de inflación elevada y pérdida del poder adquisitivo, donde el trabajo informal, además de carecer de derechos, se vuelve una válvula de escape precaria ante la falta de empleo formal.
"La persistencia de este nivel de informalidad, pese a los distintos contextos macroeconómicos, muestra la dificultad del país para reducir un problema que atraviesa generaciones", concluye el documento.
