Por Jorge Núñez
Poeta y periodista. Ex Coordinador del Consejo Municipal de Cultura de Gral. Pueyrredon
El fallo (más precisamente el yerro) de la Corte Suprema de Justicia (?) que pretende proscribir a la máxima referente de la oposición, deja en evidencia una vez más cómo el poder financiero (último eslabón de la cadena de mando del poder real) utiliza a sus títeres judiciales, políticos y mediáticos para acallar al movimiento nacional.
La condena ratificada contra Cristina Fernández de Kirchner no es por la “causa Vialidad”, sino un artero revanchismo de los neoconservadores por los avances sociales de la década ganada: la Asignación Universal por Hijo, las moratorias previsionales, el matrimonio igualitario, la recuperación de los fondos de los jubilados y pensionados que manejaban las AFJP, la democratización de las comunicaciones, el Procrear, los subsidios a las tarifas de servicios públicos que incidían para mejorar el poder adquisitivo de la población, la Identidad de Género, el lanzamiento de los satélites geoestacionarios Arsat 1 y Arsat 2, la estabilidad económica a pesar de la crisis internacional -la Gran Recesión-de 2008, la disminución en los índices de pobreza e indigencia, las nuevas Universidades públicas… el “fifty-fifty” del peronismo (que los trabajadores perciban el 50% del PBI), y un largo etcétera que se puede consultar en bibliotecas o buscadores de internet.
Como en aquellas horas del arresto de Juan Domingo Perón en la isla Martín García que desembocó en el 17 de octubre de 1945, hoy las columnas de obreros, empleados, técnicos, estudiantes, desocupados, mujeres, hombres, jóvenes y ancianos caminan por las calles de Buenos Aires y se replican las manifestaciones en todo el país levantando las banderas celestes y blancas que representan derechos, dignidad, justicia social, soberanía, independencia, unidad nacional y regional. Allí van los colectivos empoderados que no se resignan, que no están dispuestos a ceder o entregar sus esperanzas y convicciones.
Mientras Cristina saluda desde el balcón (vaya gesto identitario) a las multitudes, los militantes de distintos colores que confluyen en la expresión popular caminan codo a codo con ciudadanos apartidarios que se sienten beneficiarios de los gobiernos de Néstor y Cristina, los universitarios toman facultades y en los sindicatos se organizan protestas para rechazar el uso arbitrario y abuso de la Ley por parte de los Cortesanos.
“Esta vez no vinieron con uniformes ni con botas, vinieron con togas de jueces y medios hegemónicos para condenar en los medios y ponerle el sello en la justicia” (CFK)
El efecto boomerang se les viene encima, como les pasó con Mandela o con Lula Da Silva. “Podrán cortar todas las flores, pero no detendrán la primavera”, dijo el poeta.
Las masas salen a resistir la violencia y la injusticia. Es una marcha épica que deja su impronta en los senderos de la Patria. Ojalá sea sin responder a las provocaciones. Los muchachos y muchachas peronistas todos unidos pacíficamente con la fuerza y metodología de la noviolencia activa: el rechazo y el vacío a las agresiones; la no colaboración con las prácticas violentas; la desobediencia civil frente a la violencia institucionalizada.
Advirtió la propia ex presidenta hace unos pocos días: “Esto no es una cuestión de personas, el pueblo siempre encuentra los caminos, el pueblo siempre vuelve”.
Aclaración: La opinión vertida en este espacio no siempre coincide con el pensamiento de la Dirección General.
